lunes, 23 de agosto de 2010

Desde Madrid con amor

Desde Reckong Peo seguimos pedaleando bajando el valle del rio grande marron y violento, que, por cierto, nace en China y se llama Sutlej. Los indios han decidido convertir tanta agua y tanta fuerza, aunque vengan de China, en luz (que tanta falta les hace), y en unas obras gigantescas 4000 trabajadores se dedican a hacer los túneles kilométricos de una nueva central hidroelectrica. Zona de polvo o barro, según toque buen tiempo o lluvia, nos tocó barro. Abandonamos el rio Sutlej para subir el valle de Sangla que segun dicen es el más bonito del Himalaya indio. Yo no sé si es el "más", pero sí que es "muy" bonito, con sus laderas de verde brillante y sus pueblitos de casas tradicionales de miradores de madera labrada y tejados de piedra, sí, de piedra! Se mezclaban templos y gentes budistas e induistas. Se mezclaba el verde de las montanas con la niebla que a ratos bajaba y a ratos subia. Nosotros sólo subíamos, disfrutando de esos maravillosos paisajes, hasta el pueblo de Chitkul de habitantes un tanto hostiles, otra vez por encima de 3000 m y otra vez a pocos Kms del Tibet.
David y Beatriz abandonaron el viaje cicloturista para emprender el de "ciudades imperiales" indias y partieron hacia Delhi en bus. Los 8 restantes nos dirigimos al monasterio induista de Sarahan, unos en bici, otros en transportes. Por todas partes miles de manzanos y gente llenando y cargando en camiones cajas de manzanas.
De nuevo bajamos al río Sutlej y lo seguimos hasta Rampur, inmersión en la india más típica, de colores, ruidos, tráfico, olores, basura por todas partes, animales sagrados que se la comen (se comen hasta los cartones!). Ahí decidimos poner fin al pedaleo, tras casi 800 Kms, y viajamos en transportes públicos o privados a Shimla para descansar un par de días en esta agradable ciudad, que no parece de la India. Mantiene muchos edificios de estilo británico, está limpia, no hay ruidos, no hay vacas en las calles, sino cientos de monos! Mantienen un control férreo sobre cualquier cosa comestible que aparezca a la vista llegan a atacar al que la posea, que acaba viéndose obligado a tirársela a los monos, unos dictadores. Por las mañanas correteaban por las azoteas de Zinc y nos despertaban con el estruendo, unos desagradables. Shimla es la capital de Himachal Pradesh, que es el estado en el que hemos viajado todo el tiempo. Está a 2000 m de altura por lo que en verano tiene un clima muy agradable, lo que hizo que en la época colonial los ingleses trasladaran ahí el gobierno en verano.
Vuelta a Delhi, donde pasamos un par de días de vuelta al ruido, al olor, al barro, al sudor, a recorrer la ciudad en Tuc-tucs. Compras, turisteo por algunos templos con Shivas, Harumanes, Parvatis y Ganeshas de estéticas peculiares y por algunas tumbas, buena comida india, cerveza, hotel limpio. Despedidas, buen viaje y hasta Madrid, ya que volvemos en 4 aviones en 4 días diferentes.
Yo viajo con Walter y Joseba, y como casi siempre, estando yo, algo pasa:
Primero mis padres se equivocan y van un día antes de mi llegada a buscarme a Barajas. Después de esperar dos horas me llaman preocupados y nos despiertan a mí y a Lucía en Delhi.
Pocas horas después, a las 4 am, Joseba Walter y yo cogemos un taxi cargado con las bicis para ir al aeropuerto. He vuelto a despertar a Lucía. Nuestro vuelo salia a las 8:15. No habia trafico y tardamos menos de una hora en llegar, estupendo. En la puerta del edificio varios guardias uniformados comprueban billetes y pasaportes, cuando me toca me dicen que el nombre no concuerda, miro "mi" pasaporte y veo con horror la foto de Lucía! qué putada! No puede ser!! en algún momento nos guardamos el pasaporte equivocado. Son las 5:00, dejo a Walter con cara de pocos amigos en la puerta del aeropuerto con mi equipaje, le pido que me espere, y corro a la cola de los taxis, llamo a Lucía y la despierto por tercera vez en la misma noche, ella vuela al día siguiente. Me subo a un taxi y le digo: "Problem with passport, please fast, hotel, go an back, please, fast, plane, passport, problem, fast..." Nos entendemos a la perfección, menos mal! va muy fast, sigue sin haber trafico, el corazón se me sale por la boca, qué estrés, hay tiempo, seguro que da tiempo. Qué tonta! no copié el tfno de Joseba, ya me llamarán ellos, qué imbecil! no comprobé el pasaporte, menos mal que salimos con tiempo, y que es pronto y no hay tráfico... cuántos años de vida estaré perdiendo? Llegamos al barrio en 20 minutos, pero como siempre el taxista no conoce el hotel, ni yo sé indicarle, que lerda! podía haberme aprendido el camino al hotel. Hay tiempo, hay tiempo... tardamos otros 20 en encontrar el hotel, Lucia está dormitando en el hall, cambio de pasaportes y me da dinero para el taxi. Vuelta superfast al aeropuerto a lo fitipaldi. LLamada de Joseba, ellos han facturado ya pero siguen en medio del aeropuerto con mi bici. LLego a las 6:00, propinón al taxista que se despide encantado. Joseba y Walter respiran aliviados. Me cuelan en la facturación. Sigue el tedioso y lento despliegue de seguridad del aeropuerto. Consigo desayunar a precios europeos con mis últimas rupias. A las 8:15 el vuelo sale de Delhi con nosotros dentro.

Mucho tiempo después, en Londres, tenemos más de dos horas de escala, vamos con calma, además el vuelo está retrasado media hora y ni siquiera tiene puesta la gate. Nos sentamos tranquilamente a leer y comentar una versión en español del kamasutra que Walter compró en Delhi. Joseba se encarga de cada rato mirar la pantalla, nada, no pone nada, pasa el tiempo. Cuando quedan 15 minutos nos extrañamos, Walter mira la pantalla y ve que pone en rojo "Gate closing", horror!!! gritamos a Joseba que estaba mirando un vuelo posterior y corremos como locos con el equipaje de mano, una alforja enorme cada uno por un pasillo interminable, encima la gate es la última!! otra vez se me sale el corazón por la boca, como si estuviéramos a 5000 m de altura, más años de vida perdidos... Entramos los últimos en el avión, que sale de Londres con nosotros dentro.

A las 20:00 estamos en Madrid, en la T4, la gente grita, this is Spain (Sapein como decían los indios). Nos arrastramos muertos de sueño hasta la zona de recogida del equipaje, salen las bicis, pero no sale la mitad del equipaje de los tres que facturamos como un único bulto. No sale, ni va a salir esa noche, los de Iberia no tienen constancia de haberlo recogido de Londres. Nos vamos a casa con una única alforja, con la sensación de haber pasado un mes maravilloso en un mundo muy distinto al nuestro, y que de repente parece tan lejano en cuanto veo un baño limpio, una cama blanda y con sábanas, y abro el grifo y bebo agua. Seguro que volveremos, ha quedado taaaaaanta India por ver...

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