lunes, 23 de agosto de 2010

Desde Madrid con amor

Desde Reckong Peo seguimos pedaleando bajando el valle del rio grande marron y violento, que, por cierto, nace en China y se llama Sutlej. Los indios han decidido convertir tanta agua y tanta fuerza, aunque vengan de China, en luz (que tanta falta les hace), y en unas obras gigantescas 4000 trabajadores se dedican a hacer los túneles kilométricos de una nueva central hidroelectrica. Zona de polvo o barro, según toque buen tiempo o lluvia, nos tocó barro. Abandonamos el rio Sutlej para subir el valle de Sangla que segun dicen es el más bonito del Himalaya indio. Yo no sé si es el "más", pero sí que es "muy" bonito, con sus laderas de verde brillante y sus pueblitos de casas tradicionales de miradores de madera labrada y tejados de piedra, sí, de piedra! Se mezclaban templos y gentes budistas e induistas. Se mezclaba el verde de las montanas con la niebla que a ratos bajaba y a ratos subia. Nosotros sólo subíamos, disfrutando de esos maravillosos paisajes, hasta el pueblo de Chitkul de habitantes un tanto hostiles, otra vez por encima de 3000 m y otra vez a pocos Kms del Tibet.
David y Beatriz abandonaron el viaje cicloturista para emprender el de "ciudades imperiales" indias y partieron hacia Delhi en bus. Los 8 restantes nos dirigimos al monasterio induista de Sarahan, unos en bici, otros en transportes. Por todas partes miles de manzanos y gente llenando y cargando en camiones cajas de manzanas.
De nuevo bajamos al río Sutlej y lo seguimos hasta Rampur, inmersión en la india más típica, de colores, ruidos, tráfico, olores, basura por todas partes, animales sagrados que se la comen (se comen hasta los cartones!). Ahí decidimos poner fin al pedaleo, tras casi 800 Kms, y viajamos en transportes públicos o privados a Shimla para descansar un par de días en esta agradable ciudad, que no parece de la India. Mantiene muchos edificios de estilo británico, está limpia, no hay ruidos, no hay vacas en las calles, sino cientos de monos! Mantienen un control férreo sobre cualquier cosa comestible que aparezca a la vista llegan a atacar al que la posea, que acaba viéndose obligado a tirársela a los monos, unos dictadores. Por las mañanas correteaban por las azoteas de Zinc y nos despertaban con el estruendo, unos desagradables. Shimla es la capital de Himachal Pradesh, que es el estado en el que hemos viajado todo el tiempo. Está a 2000 m de altura por lo que en verano tiene un clima muy agradable, lo que hizo que en la época colonial los ingleses trasladaran ahí el gobierno en verano.
Vuelta a Delhi, donde pasamos un par de días de vuelta al ruido, al olor, al barro, al sudor, a recorrer la ciudad en Tuc-tucs. Compras, turisteo por algunos templos con Shivas, Harumanes, Parvatis y Ganeshas de estéticas peculiares y por algunas tumbas, buena comida india, cerveza, hotel limpio. Despedidas, buen viaje y hasta Madrid, ya que volvemos en 4 aviones en 4 días diferentes.
Yo viajo con Walter y Joseba, y como casi siempre, estando yo, algo pasa:
Primero mis padres se equivocan y van un día antes de mi llegada a buscarme a Barajas. Después de esperar dos horas me llaman preocupados y nos despiertan a mí y a Lucía en Delhi.
Pocas horas después, a las 4 am, Joseba Walter y yo cogemos un taxi cargado con las bicis para ir al aeropuerto. He vuelto a despertar a Lucía. Nuestro vuelo salia a las 8:15. No habia trafico y tardamos menos de una hora en llegar, estupendo. En la puerta del edificio varios guardias uniformados comprueban billetes y pasaportes, cuando me toca me dicen que el nombre no concuerda, miro "mi" pasaporte y veo con horror la foto de Lucía! qué putada! No puede ser!! en algún momento nos guardamos el pasaporte equivocado. Son las 5:00, dejo a Walter con cara de pocos amigos en la puerta del aeropuerto con mi equipaje, le pido que me espere, y corro a la cola de los taxis, llamo a Lucía y la despierto por tercera vez en la misma noche, ella vuela al día siguiente. Me subo a un taxi y le digo: "Problem with passport, please fast, hotel, go an back, please, fast, plane, passport, problem, fast..." Nos entendemos a la perfección, menos mal! va muy fast, sigue sin haber trafico, el corazón se me sale por la boca, qué estrés, hay tiempo, seguro que da tiempo. Qué tonta! no copié el tfno de Joseba, ya me llamarán ellos, qué imbecil! no comprobé el pasaporte, menos mal que salimos con tiempo, y que es pronto y no hay tráfico... cuántos años de vida estaré perdiendo? Llegamos al barrio en 20 minutos, pero como siempre el taxista no conoce el hotel, ni yo sé indicarle, que lerda! podía haberme aprendido el camino al hotel. Hay tiempo, hay tiempo... tardamos otros 20 en encontrar el hotel, Lucia está dormitando en el hall, cambio de pasaportes y me da dinero para el taxi. Vuelta superfast al aeropuerto a lo fitipaldi. LLamada de Joseba, ellos han facturado ya pero siguen en medio del aeropuerto con mi bici. LLego a las 6:00, propinón al taxista que se despide encantado. Joseba y Walter respiran aliviados. Me cuelan en la facturación. Sigue el tedioso y lento despliegue de seguridad del aeropuerto. Consigo desayunar a precios europeos con mis últimas rupias. A las 8:15 el vuelo sale de Delhi con nosotros dentro.

Mucho tiempo después, en Londres, tenemos más de dos horas de escala, vamos con calma, además el vuelo está retrasado media hora y ni siquiera tiene puesta la gate. Nos sentamos tranquilamente a leer y comentar una versión en español del kamasutra que Walter compró en Delhi. Joseba se encarga de cada rato mirar la pantalla, nada, no pone nada, pasa el tiempo. Cuando quedan 15 minutos nos extrañamos, Walter mira la pantalla y ve que pone en rojo "Gate closing", horror!!! gritamos a Joseba que estaba mirando un vuelo posterior y corremos como locos con el equipaje de mano, una alforja enorme cada uno por un pasillo interminable, encima la gate es la última!! otra vez se me sale el corazón por la boca, como si estuviéramos a 5000 m de altura, más años de vida perdidos... Entramos los últimos en el avión, que sale de Londres con nosotros dentro.

A las 20:00 estamos en Madrid, en la T4, la gente grita, this is Spain (Sapein como decían los indios). Nos arrastramos muertos de sueño hasta la zona de recogida del equipaje, salen las bicis, pero no sale la mitad del equipaje de los tres que facturamos como un único bulto. No sale, ni va a salir esa noche, los de Iberia no tienen constancia de haberlo recogido de Londres. Nos vamos a casa con una única alforja, con la sensación de haber pasado un mes maravilloso en un mundo muy distinto al nuestro, y que de repente parece tan lejano en cuanto veo un baño limpio, una cama blanda y con sábanas, y abro el grifo y bebo agua. Seguro que volveremos, ha quedado taaaaaanta India por ver...

viernes, 13 de agosto de 2010

Desde Reckong Peo con amor

Estabamos en Kaza,donde pasamos un dia de descanso visitando el monasterio budista de Ki y el pueblo de Kibber que parecia un tanto prehistorico, como sacado del juego de las civilizaciones. Por la tarde vino la luz un par de horas y recargamos un poco nuestras baterias. Nos cayo un diluvio, compramos Nutella, galletas digestive y vuelta a la bici.
Habia cobertura y por SMSs de amigos y familiares de Espana nos enteramos de las inundaciones de Cachemira y Leh. Uf, esa era la ruta que teniamos previsto recorrer, pero unos dias antes de salir de Madrid la cambiamos por el valle de Spity, menos mal! Sin periodicos ni internet somos los mas desinformados, aunque solo estamos a pocos cientos de Kms de esos lugares.
Visitamos algunos monasterios mas. Nos desviamos un par de dias al Pin valley, donde dorminos en la guest house del monasterio de Kulbri,un lugar un tanto decadente y abandonado donde viven 160 monjes en verano y tan solo dos en invierno. Estos dos se dedican a rezar todo el dia. Despues visitamos el de Dankhar, en un entorno espectacular, donde celebraban la fiesta de los Lamas, y en cada cuartito del monasterio se juntaron grupos de mujeres y ninos a rezar y a la vez a charlar,les hicimos las fotos de rigor y nos invitaron a te. Una curiosidad de la India es que la gente nos pide continuamente que les hagamos fotos y ellos nos las hacen a nosotros.
LLegamos a Tabo, seguimos sin luz, sin internet, sin carne, y esta vez hasta sin agua corriente porque una riada se ha llevado las canerias. Visitamos un impresionante monasterio milenario con pinturas en las paredes que se deshacen por las goteras, que pena!
Nos cuentan que por las lluvias a partir de ahi se ha caido la carretera en unos 15 lugares y que los coches no pueden pasar. Tambien que detras de nosotros la carretera esta cortada en el puerto del barrizal el Rothang La, o sea, que estamos atrapados en el medio! En el hotel tienen pocas cosas de comida porque no llegan los suministros. Seguimos comiendo Tali, chowmin y tortillas. Decidimos avanzar, sera cuestion de arrastrar la bici en los puntos conflictivos.
Nos encontramos con que se ha caido un puente, facil, bajamos al riachuelo, nos ponemos las chanclas y ya esta. Mas adelante se ha hundido la carretera un metro, bah, chupao, disfrutamos la ausencia de trafico, seguimos. La naturaleza ataca con furia, aqui las montanas son muy blandas y se deshacen, la carretera esta llena de piedras que han caido de lo alto. A laderecha la ladera hacia arriba con miles de piedras preparadas a caer en la proxima lluvia, a la izquierda la ladera empinada que acaba en un rio grande, marron y violento. Cruzamos zonas llenas de grietas donde los trozos de carretera que quedan a veces son de solo medio metro, es impresionante, el pais se rompe. Mucha gente trabaja en la carretera, especialmente mujeres. Viven en chabolas que se fabrican con piedras, lonas o barriles de alquitran. Sus hijos corretean por alli entre el polvo. Esto tambien nos impresiona.
Estamos atravesando una zona de etnia tibetana, de hecho pasamos a tan solo 10 Kms del Tibet. Todo son sonrisas, y aprendemos a saludar con un "Juley". Nos parecen las gentes mas guapas del planeta.
Dejamos el valle de Spity y entramos en el de Kinaur, donde la estrecha carretera esta excavada en la roca y avanza por el canon del rio violento y marron. Dicen que es la carretera mas peligrosa del Himalaya indio, ni un quitamiedos. Encontramos un camion abandonado hundido en casi medio metro de barro. Nosotros nos hundimos tambien pero pasamos.
Tremenda subida al pueblo de Nako, encantador con sus casitas de piedras pintadas de blanco. Viene la luz por la noche, bien! y hasta encontramos pasta para cenar. Como todo lo que sube baja, al dia siguiente disfrutamos de una espectacular bajada de mas de 30Kms, bajamos por primera vez de los 3000m, ya se respira mejor, hace mas calor, seguimos bajando el canon del rio marron sin luz y comiendo tali. Joseba cumple 38, Oscar nos abandona y se vuelve para Madrid. Llegamos a Rekong Peo, la capital del valle de Kinnaur, un pueblo feo que parece una urbe, hay luz, hay sastre, y teles, internet a ratos, peluqueria y farmacia, cerveza, y POLLO! Atras quedaron las altas montanas y estamos rodeados de arboles, tambien abandonamos la zona tibetana y hemos vuelto a la hinduista. Todos, hombres y mujeres, llevan un sombrero verde muy gracioso. Visitamos el encantador pueblo de Kalpa, descansamos, nos aprovisionamos de galletas caducadas y manana saldremos hacia el valle de Shangla. Mola la India, solo nos queda una semana, o todavia nos queda una semana, segun se mire...

jueves, 5 de agosto de 2010

Desde Kaza con amor

La cita era en Manali el jueves 29 de Agosto. Alli debiamos encontrarnos los 11 que este verano vamos a recorrer una zona del Himalaya indio. LLegamos a Delhi en cuatro aviones, en tres dias diferentes, con el resultado de la perdida de tres bicis que, menos mal, llegaron en 24 horas.

Delhi fue calor, sudor, ruidos, olores y mas calor. No era lugar para quedarse mucho tiempo. Algunas gestiones rapidas y en cuanto pudimos, el primer grupo de 4 escapamos del calor-sudor-olor en un autobus volvo deluxe semi-sleeper nocturno y nos fuimos a pedalear desde Bhuntar hasta Manikaran por un valle precioso lleno de manzanos. El valle dispone de un sistema de multiples tirolinas que utilizan para mandar cajas de manzanas de un lado a otro.

Continuamente nos adelantaban comitivas de indios sijs con turbantes de colores en motos con banderitas naranjas que se paraban a hacerse fotos con nosotros. No sabiamos a donde se dirigian tantos indios sijs hasta que adivinamos que iban a las fuentes termales y al monasterio de Manikaran en una especie de peregrinaje. Nosotros tardamos mas en llegar y la vision fue de lo mas sorprendente, al ver desde lo alto una piscina termal llena de indios sijs en calzoncillos lavando sus turbantes. Al lado, dentro de un enorme edificio se alojaban, comian, rezaban y habia mas termas, algunas para mujeres. Entramos sin problemas, eso si, quitandonos los zapatos y cubriendonos la cabeza.

Un par de dias mas en bici por el valle de Kullu, donde presenciamos una boda muy divertida con trajes y bailes tradicionales. Muchisimo calor, sudor, y menos olor y llegamos a Manali el jueves acordado donde los otros 7 ya nos estaban esperando. Besos, duchas, menos calor, y preparativos para empezar viaje hacia el valle de Spiti.

Desde Manali a 1900m emprendimos una subida de 2000 m de desnivel hasta el puerto de Rothang La a casi 4000 m en dos dias. Al principio muchas tiendas alquilaban monos de esqui, abrigos y esquis a los indios que venian de turismo. El ultimo tramo de la subida nos pillo en medio de la niebla, lloviznando, en una pista que se convirtio en un barrizal y con muchisimos camiones atascados. la mitad del grupo acabamos huyendo del barro y subiendo en uno de estos camiones. El paisaje, que segun habiamos leido era espectacular con montanas nevadas de 6000 m, tuvimos que imaginarlo. What a pity.

Bajamos el puerto y nos desviamos enseguida hasta el valle de spity, se acabaron los camiones, el calor, y empezaron paisajes increibles, enormes valles glaciares con enormes morrenas, picos nevados con glaciares colgantes, agua por todas partes. En muchas ocasiones tuvimos que ponernos las chanclas para pasar por rios helados. Empezamos a subir el segundo puerto y el mas alto de la ruta, el Kunzum La a 4555 m. Esta vez tuvimos suerte, nos toco un sol esplendido y pudimos ver preciosos picos de 6000 m (que como siempre, me recordaron a Ramon), mas glaciares, montanas de colores, arriba del puerto un templo budista lleno de banderitas de oracion y un mundo nuevo al otro lado. Dejamos atras los glaciares y entramos en el valle de Spity, donde cada pocos Kms el paisaje cambiaba, mas montanas de colores, canones de rios, morrenas aun mas gigantescas, hoodos, praderas, cultivos de guisantes, rebanos de vacas, yaks, ovejas y burros, gentes de etnia tibetana, monasterios budistas y preciosas casas blancas con ventanas negras y tejados de palitos.

Estamos durmiendo a veces en una especie de chabolas de paredes de piedra, camas tambien de piedra y techo de lona. Otras veces encontramos sencillas Guesthouses y otras en resthouses del gobierno. LLevamos muchos dias sin electricidad ni agua corriente, y muchas de las baterias de nuestras camaras ya se han agotado. Nos lavamos en fuentes o en rios. La comida consiste en el plato nacional llamado tali (arroz, lentejas, patatas y chapati), noodles Maggi con polvitos picantes o tortillas francesas.

Ayer llegamos al pueblo de Kaza, la capital del valle, donde esperabamos escontrar carne, cama, ducha y electricidad y, bueno, el hotel es fantastico, con cama, ducha y cordero en la carta, pero no hay luz, asi que a partir de ahora podremos hacer pocas fotos, escuchar poca musica y David filmara pocas escenas. Manana salimos hacia el Pin valley y volveremos a comer tali, a dormir en camas de piedra y a lavarnos en rios. Eso si, seguiremos disfrutando de estos paisajes maravillosos.

India is different y muy diferente a lo que yo imaginaba. Continuara!

martes, 8 de junio de 2010

domingo, 30 de mayo de 2010

martes, 18 de agosto de 2009

Desde Osh con amor


18-Agosto-2009

La Pamir Highway ha sido quizas el viaje mas bonito que yo haya hecho en bici. Algunos me diran que digo esto de todos los viajes, pero nunca lo he pensado con tanta rotundidad. Acabamos de llegar a Osh, segunda ciudad mas grande de Kirguistan.

El viaje empezo mal: llegamos a Dushanbe, capital de Tayikistan, y faltaba el equipaje de Lucia, horror! no tena pinta de que fuera a aparecer en los siguientes dias. Como iba Lucia a hacer un viaje en bici sin alforjas, sin saco de dormir, sin esterilla de Thermarest, sin Goretex, sin sabana de seda, sin camaras de repuesto, sin pulpos, sin bastoncillos de oidos, sin toallitas humedas, sin papel higienico de 4 capas, sin todas esas cosas que nos parecen esenciales?? y como comprar tanta occidentalidad en una republica ex-sovietica con los 100 $ que le dieron en las Turkish airlines?? Lucia saco a relucir su gran optimismo y sus dotes de ingenio y entre todos recorrimos un par de mercadillos de la ciudad donde compro los sucedaneos sovieticos: unos sacos de harina para fabricar unas alforjas, ropa de ninas adolescentes y camisetas de ninos moteros, calzonzillos que sirvieran de culot, chubasquero de Adidas imitacion, hasta conseguimos un saco de dormir y papel higienico de 3 capas, y con cuatro cositas mas, ella que es muy apanada, en un par de horas estaba lista para salir con toda su ilusion y demostrarnos a todos que tanta esencialidad queda en entredicho.

Contratamos un jeep que nos traslado a los cinco ciclistas con nuestros bienes mas preciados: Jose Luis y su GPS, Maria Jesus y su bolsa de la playa de contenido desconocido, Lucia y sus sacos-alforjas, Martin y su diccionario ruso-aleman, y yo con mi quitacuticulas, junto con los equipajes y las bicis a Khorong, ciudad desde la que iniciariamos la ruta. El viaje duro un dia y un poco mas y durante varios cientos de Kms recorrimos el gran rio Pang, frontera con Afganistan, vislumbrando en la otra orilla de vez en cuando mujeres en burkas azules. Paramos en varios controles policiales donde nuestro conductor traspasaba en cada apreton de manos varios billetitos de somonis.

Desde Khorong en Tayikistan hemos recorrido en bici 750 Kms hasta Osh, en Kirguistan, siguiendo la ruta que se conoce como la Pamir Highway. Hemos empezado a 2.000 m y subiendo poco a poco hemos llegado a la meseta de los Pamir a 4.000 m, pasando algunos puertos, el mas alto a 4.655 m, que coronamos con exito. Los paisajes han sido espectaculares, impresionantes, se nos acababan los adjetivos en espanol y teniamos que recurrir al ingles: unos dias eran gorgeous, otros majestic, otros dramatic, otros amazing, otros exhilarating... y es que es increible ver montanas de tantos colores, lagos azul turquesa con orillas blancas de la sal, rios de diferentes colores que se juntan, montanas de 6000 m que aparecian en cada recodo, llanuras infinitas, cielos de un azul intenso y limpio, las noches mas estrelladas del mundo... y la sensacion del silencio, de lo remoto, de lo desconocido, de estar solos, durante muchos dias no vimos ningun turista. Tambien impresionante la hospitalidad y el encanto de la gente que salia de sus casas sencillas y de sus yurtas (una especie de tiendas de campana redondas forradas de alfombras por dentro) al vernos pasar para invitarnos a te, pan, mantequilla y yogur, que nos dejaban la mejor habitacion de la casa para dormir, que cada vez que les haciamos una foto nos daban las gracias...

Durante muchos, muchisimos Kms pedaleamos entre una linea de telefono y electricidad de tiempos sovieticos fuera de uso y una absurda valla alambrada que separa Tayikistan de China. Cuantos millones de arboles han ido a parar ahi!

Hemos dormido en casas o yurtas de gente que nos invitaba o pequenas guesthouses, donde comiamos sobre alfombras en el suelo el menu habitual de pan con mantequilla, yogur y te, y muchas veces tambien sopa, y despues dormiamos sobre finos colchones de tela. Alli no hay agua corriente, electricidad solo en los pueblos grandes que usan generadores, el combustible para cocinar son los excrementos de vacas y caballos que previamente moldean en forma de torta, las letrinas son habitaculos con un agujero en el suelo a veces de tamano demasiado pequeno y en muchas ocasiones con varios agujeros para uso comunitario. Asi transcurrian los dias, pedaleando en la altura, maravillandonos con los paisajes, alimentandonos a base de te y pan, y casi sin darnos cuenta nos topamos con la frontera y pasamos a Kirguistan donde el espectaculo era otro: grandes montanas verdes y rojas, y el descenso de la altura a traves de la gran cordillera Alay nevada en la que destaca el Pico Lenin con sus mas de 7000 m, y que nos hizo rendir tributo a Ramon que ha estado en su cumbre. En Sary Tash, primer pueblo de Kirguistan nos alcanzaron Luis y Miguel Angel con sus respectivas diarreas, que habian salido una semana despues de Madrid y habian pedaleado el doble que nosotros cada dia hasta encontrarnos, y asi nos convertimos en un grupo de 7 con mayoria masculina para alegria de Martin. Varios dias mas de pedaleo en suave descenso por un largo valle verde con muchas yurtas han acabado en Osh, a 1.000 m de altura y con los pequenos placeres de la civilizacion: agua corriente, duchas, vateres, fruta, carne, internet, etc, etc.

Mañana emprendemos el retorno, viajaremos durante dos dias en microbus hasta Biskek, la capital, y de alli volaremos a Madrid. Atras quedaron las montanas y los desiertos, que aunque a mi jefe le parecen insuficientes para unas vacaciones, a mi me han sabido a poco. Volvere!

miércoles, 29 de octubre de 2008

Desde Pokhara con amor


29-Octubre-2008

Salimos de Bandipur destino a los Annapurnas. Primero apiñados en un jeep para bajar a Dumrei, siguió un bus que ya estaba lleno y nos mandaron al techo con los equipajes de los pasajeros, un hombre y su cabra. Bonito viaje entre arrozales, alternábamos hacer fotos movidas y agarrarnos a la baca en las curvas. La cabra se restregaba en mis pantalones, babeaba, me clavaba los cuernos y por último se meó y el liquidillo resbaló debajo de nosotros hasta caer por el parabrisas delantero.

La mañana siguiente cogimos otro abarrotado jeep desde Besisahar hasta Bhulebhule, del que nos bajamos empapados de una mezcla de sudor de todos los viajeros. Ahí empezamos el famoso trekking de los Annapurnas. Las estadísticas dicen que el mes de octubre es el más concurrido con más de 14.000 trekistas de un montón de países, los españoles ocupamos el octavo lugar.

El trekking recorre más de 200 Kms, se sube un largo valle hasta pasar un collado a más de 5.400 m de altura y después se desciende por otro valle totalmente distinto al primero. Es impresionante cómo cambiaba el paisaje según íbamos subiendo: primero arrozales de un verde muy intenso y un valle amplio, después entramos en bosques de vegetación subtropical con lianas y sanguijuelas que chuparon nuestra sangre, laderas cubiertas de árboles, el río se iba encañonando, teníamos lluvias todas las tardes, después vino el rainforest con helechos, musgos colgando de los árboles; más arriba las coníferas, por encima de los 3.000 la vegetación fue desapareciendo y dio lugar a laderas rojizas, grandes cárcavas, yaks, mucho frío y algún dolor de cabeza por la altura. Desde la mitad de la subida empezaron a aparecer a nuestro lado las moles grandiosas de varios casiochomiles: los Annapurnas II, III y IV, el Gangapurna y otros de nombres imposibles de aprender. Nos costaba creer que esas cumbres que parecían tan cercanas estaban a más de 4.000 m por encima de nosotros.

Todos los días cruzamos el río varias veces por enormes puentes colgantes que oscilaban a nuestro paso, todos ellos adornados con banderitas de oración de colorines. Todos los días cruzamos también muchos pueblitos sencillos llenos de hoteles muy básicos. De vez en cuando aparecía un pueblo más grande con teléfono, internet a precio de oro y tiendas. Niños y adultos jugaban en la calle a una especie de ruleta con dados enormes que tiraban con un cubo, al parchís, a una especie de billar con fichas planas, las mujeres cocinaban, lavaban y se lavaban, los hombres porteaban, y todos nos saludaban con un “namaste” y una sonrisa.

Empezamos el trekking cargando con nuestras mochilas, pero tras el primer día yo (la “princesa”) decidí que la mía pesaba demasiado para cargarla más de 20 días y cogí un porteador que nos recomendó el dueño de nuestro hotel. Lucía y Eduardo más valientes decidieron seguir con sus mochilas a la espalda. Nuestro acompañante se llamaba Kushi, eso es todo lo que logramos saber de él. Es un ser tímido, callado y poco a poco le fuimos cogiendo cariño, pese a los problemas de comunicación. Era la primera vez que se dedicaba a portear y está claro que no es lo suyo. Era como si le hubiéramos puesto patas a mi mochila. A pesar de que dudábamos de que fuera capaz de llegar al collado fue el que subió más rápido en zapatillas y sudadera. Su equipaje consistía en una bolsa con unos vaqueros de diseño, una camisa de rayas naranjas, una sudadera, un pantalón de chandal, unas chanclas, un jabón, una toalla y un cepillo de dientes.

Aquí todo se portea, desde las mochilas de los trekistas a todo lo que consumimos: comida, agua, cervezas, camas, etc. También lo que los habitantes del valle necesitan incluyendo teles, muebles, pollos, vigas, etc. Es impresionante ver a los porteadores, hombres de todas las edades, algunos niños y hasta mujeres, cargando a veces más de 60 Kgs de una cinta alrededor de la cabeza, arqueados bajo el peso y con chanclas. Durante todo el camino hay poyetes de piedra para que puedan descansar.

Existe un sistema superestablecido de alojamiento y avituallamiento de los trekistas. En cada pueblo hay muchos hoteles, de hecho muchos pueblos consisten en sólo hoteles. Al principio eran 'bungalows' de uralita, después de contrachapado, que pasó a la madera, y ya más alto a edificios de piedra muchas veces pintados de blanco. Las habitaciones son muy básicas, con camastros con una colchoneta cubierta por una sábana blanca, hay que llevar el saco. Hay letrina-ducha comunitaria, a veces con agua caliente. Cuestan 0,50 E de media por persona. Para las comidas hay un menú de precios fijados por un comité de turismo que consiste en curries, rollitos de primavera, pasta, patatas, el típico plato nepalí llamado dhal bat y alguna repostería poco conseguida. A Lucía todo le parecía exquisito. Los precios van subiendo poco a poco según subimos el valle, en algunos platos el precio se dobla y en las bebidas se llega a multiplicar por 5. En los hoteles hay un piso arriba y otro abajo: los de “arriba”, los trekistas, pagamos poco por dormir, mucho por comer y una barbaridad por beber, y los de “abajo”, los porteadores y guías, que pagan nada por todo, comen el dhal bat de un tamaño el doble que el nuestro y no necesitan llevar saco. Es decir, que el sistema esta planteado para que los trekistas financien no sólo a los habitantes del valle que tienen negocio pocos meses al año, sino también a los porteadores, los lleven o no.

En algunos pueblos existe un puesto de 'safe drinking water” donde venden agua esterilizada con ozono a precio mucho más barato que las botella de agua mineral, y así además se evita que se vayan quedando botellas por todas partes.

Así transcurría el trekking, con Eduardoctísimo ilustrándonos a diario sobre todo lo referente a la los usos y costumbres de la cultura nepalí, las sanguijuelas, los ochomiles, el GPS, etc y sacando su despliegue de aparatos electrónicos para tomar datos (la PDA-GPS) y obtener información sobre cualquier tema (lleva un pequeño portátil con varias enciclopedias, que además nos ha servido para descargar fotos y escribir esta crónica).

Subimos poco a poco para aclimatar bien en la altura, hasta que todos coronamos con éxito el collado del Thorung La a 5.416m (algunos metros más alto que aquel pico que subimos en Perú) y empezamos la bajada por el valle del Kali Gandaki. Desde allí vimos a lo lejos nuestro primer ochomil, el “Daulaguiri”. El paisaje cambió drásticamente, parecía un desierto en tonos ocres, pasamos por el inicio del valle que sube al antiguo reino de Mustang (se queda pendiente para otro viaje), caminamos un par de días sobre las piedras del lecho de anchísimo río Kali Gandaki. Nos cruzábamos con peregrinos hinduistas que subían al templo de Muktinah a bañarse en sus 108 fuentes. Después aparecieron de nuevo los pinos y el bosque tropical. Este valle era más rico, con pueblos más bonitos y con más vida, los hoteles mejoraron considerablemente, su cocina también, para mayor satisfacción de Lucía-Exquisita. A lo largo del treking he leído el libro de Maurice Herzoz 'Annapurna, el primer ochomil', que me ha hecho disfrutar aún más del camino al pasar por lugares que Maurice recorrió en 1950 para llegar por primera vez a la cumbre de un ochomil.

En Jomson nos encontramos con Adela y Olga, unas amigas montañeras que sabíamos habían comenzado el trekking unos días después de nosotros, y tras compartir viaje un par de días nos abandonaron porque nuestro ritmo era demasiado lento para ellas. Las veremos en Kathmandu, aunque a lo mejor allí tampoco podremos seguir su ritmo desenfrenado de compras de material de montaña falso. También coincidimos varios días con un par de científicos americanos, especialistas uno en paleoclimatología y otro en religiones. Muchos israelitas, franceses y alemanes, y de vez en cuando algún español.

Cuando llegamos al fondo del valle de Kali Gandaki nos enfrentamos a una subida de 1.800 m casi enteramente con escalones, duro, duro, duro. Pasamos un par de días por bosques de rododendros preciosos habitados por monos para enlazar el circuito de los Annapurnas, casi completado, con un segundo trekking más corto, el del Santuario de los Annapurnas. Este camino sube por un valle cerrado con poco sol, sin pueblos, ya que es una zona protegida, y con algunos lodges en lugares definidos. Rododendros, bambú, niebla, cascadas, montañas “rotas” por avalanchas y desprendimientos, frío, y finalmente un anfiteatro a 4.000 m rodeado de montañas enormes y glaciares presidido por el Annapurna I, nuestro segundo ochomil. Este lugar es sobrecogedor, impresiona estar rodeados de tanta montaña tan enorme. A nuestra espalda el pico más bonito de nuestro Himalaya conocido, de casi 7.000 m, el Machapuchre. Tras una espectacular salida del sol sobre el Annapurna, contentos y satisfechos, emprendimos el descenso por el mismo valle, el mismo frío, las mismas montañas “rotas”, las mismas cascadas, el mismo bambú, la misma niebla, los mismos rododendros, y, finalmente, los mismos desesperantes escalones.

Los dos últimos días de camino han coincidido con una fiesta nacional que consiste en que grupos de niños que cantaban una canción, siempre la misma, se ponían en medio del camino y mientras uno bailaba el resto hacían una barrera humana para impedirnos el paso si no echábamos unas rupias en un plato lleno de flores. Esto se repitió hasta 15 o 20 al día, Lucia y yo lográbamos franquear la barrera haciendo cosquillas a los niños-barrera, pero Eduardo se quedaba frente a ellos intentando imitar la coreografía de la canción, como si estuviera en las danzas del mundo de los domingos.

Dos días después llegamos a Pokhara, la segunda ciudad del país, a la orilla de un lago del que se ven a los lejos los Annapurnas que dejamos atrás. Han sido veinticinco fantásticos días de trekking en el Himalaya, mas de 300 Kms recorridos y mas de 10.000 m subidos, y hemos disfrutado tanto que ya tenemos ganas de repetir el circuito cuanto antes. Hemos conocido mucha gente que lo estaba haciendo por segunda, tercera y hasta cuarta vez, algunos lo conocieron hace 30 años y todos coinciden en que este trekking es uno de los más bonitos e interesantes del mundo. Nos ha impresionado mucho la gente nepalí por su sencillez y amabilidad. Nosotros esperamos poder repetirlo antes de que pase tanto tiempo.

Namaste!