jueves, 7 de agosto de 2008

Desde Andahuaylas con amor

7-Agosto-2008

En Huancarama Walter decidió que ya había tenido suficiente pista y que necesitaba un descanso del “polvo, piedras y cuestas, los Gringos pedalean”, así que unos besos de despedida y se buscó un transporte para llegar a Andahuaylas, el pueblo, casi ciudad, más grande de la zona, y esperarnos allí un par de días.

El resto salimos de Huancarama por la pista, a subir y a bajar, a llenarnos de polvo, a empujar la bici a tramos. Pero también a hablar con los campesinos, a reírnos con los niños, a parar a descansar en los pequeños abarrotes (tiendecillas) de los pueblitos a tomar Coca-colas o Inca-colas (una especie de Coca-cola peruana amarilla) con crackers, a hacer miles de fotos, y lo mejor fue que cada Km el paisaje se iba haciendo más y más impresionante, después de cada subida aparecía un nuevo valle maravilloso, nuevas montanas a lo lejos, más pueblitos de adobe, más niños pastoreando vacas, unas ruinas Chankas (pueblo conquistado por los incas). “Los Andes a todo lo que dan” como describió esta ruta un amigo que lleva mas de ocho anos dando la vuelta al mundo en bici, y que pasó por aquí hace un par de años. Claro que también me dijo que es de lo más duro que ha hecho en su vida...

Bajando de un alto vimos a lo lejos un par de ciclistas en un tandem, hicimos apuestas a ver de que país eran: alemanes? franceses? belgas? pues no! españoles, de Gerona! un grato encuentro con intercambio de información y de mutuos ánimos. Más tarde nos cruzamos con un par de franceses en bici y después con un motorista yankee, y esa es toda la fauna del mundo occidental que nos hemos encontrado.

La pista mejoró durante el ultimo tramo, menos piedras y hasta tramos horizontales a media ladera muy fotogénicos que nos hicieron olvidar las penurias pasadas.

Las últimas noches hemos dormido en una estupenda aula de una escuela construida por una ONG española, donde el maestro nos dijo que obviamente era nuestra casa. Lo pasamos bomba leyendo los libros de texto y los exámenes de los niños. La siguiente acabamos en el hospedaje de la Sra Feli a orillas de la laguna Pachuca, donde esta mujer octogenaria que se pasea con largas trenzas blancas, un sombrero, un bastón y una capa, que parece Gandalf el Gris, y que solo habla quechua, no nos quería alojar. Menos mal que su hija, que andaba de visita, nos acogió y nos cocino la cena en una cocina enorme de suelo de tierra, una cocina de leña en un rincón, una mesa y sillas de plástico, y más de 50 cuys habitando sueltos la cocina, de manera que mientras cenábamos corrían a nuestro alrededor, muy divertido.

Para comer nuestro menú es siempre el mismo, lo que encontramos en los abarrotes: pan, tomates, un queso andino saladísimo, latas de jurel, que es una especie de atún bastante malo, mandarinas, manzanas y si hay suerte aguacates. De vez en cuando alguien nos regala quesos o nos traen platos de mote que son enormes granos de maíz cocidos y bastante insulsos. Con una mujer practicamos el trueque, ella solo hablaba quechua, nos trajo mote y un queso y por señas nos pidió una lata de jurel. Para cenar si hay pueblo suele ser pollo con papas, a veces en un puesto en la calle, a veces en un restaurante, si no, cocinamos. Nos estamos inflando a patatas fritas.

LLevamos un par de días de descanso en Andahuaylas, una ciudad parecida a Abancay, sin turistas, sin artesanías, sin nada que visitar, pero nos encantan la gente peruana, las tienditas, los mercados, curioseamos los libros fotocopiados que venden en las librerías, buscamos canciones en tiendas de discos que hemos escuchado en alguna radio en algún pueblo, interneteamos, buscamos a conductores de autobuses para preguntar por la ruta de los próximos días, compramos provisiones, comemos algo diferente, y, por supuesto, nos duchamos. Hasta hemos ido a un circo muy cutre donde los payasos han sacado a joseba a hacer el chorra.

Reencuentro con Walter, muy contento tras sus días de descanso. Inma anda reponiéndose de los cientos de picaduras que tiene por todo el cuerpo que pican y pican y que hasta se le han infectado.

Mañana volvemos a la bici rumbo a Ayacucho, sigue siendo pista. Nos quedan pocos días de bici, sabemos que no llegaremos, pero allá donde estemos dentro de 4 o 5 días cogeremos algún bus que nos lleve a Ayacucho, segunda ciudad colonial mas importante después de Cuzco y cuna de Sendero Luminoso.

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