jueves, 14 de agosto de 2008

Desde Lima con amor

14-Agosto-2008

Salimos de Andahuaylas por la pista hacia Ayacucho, seguimos con bonitos paisajes andino-rurales. Al atardecer llegamos a un pueblito llamado Ucama, donde todo el pueblo estaba congregado en la carretera debido a un entierro y al pasar nos invitaron a Fanta de naranja. Mientras esperábamos a que acabara el entierro para que alguien trajera la llave de la escuela, Walter contó un par de cuentos a los niños que revoloteaban a nuestro alrededor y a algunos adultos que estaban por allí, éxito total. Un chaval nos trajo un barril que había sido de cloro lleno de sopa de maíz que preferimos no comer. La madre de la niña Susi nos preparó unos espaguetis para cenar y unas niñas barrieron una de las aulas para que durmiéramos allí.

El día siguiente Raquel se sentía mal y junto con Antonio esperaron un camión para llegar a Uripa. El resto pedaleamos, un día largo y duro, con otra subida de mas de 1000 m de desnivel, se nos hizo de noche en los últimos Kms. Uripa era el último pueblo grande desde donde poder coger un transporte, así que salimos en furgoneta de allí, y, tras más de 8 horas de botes para hacer menos de 200 Kms, llegamos a "Ayacucho mola mucho". Y es verdad, la ciudad mola, bonitas casas coloniales, tranquila, sin turistas, buen clima, muy agradable. A descansar un par de días, comer mucho, lavar las alforjas polvorientas, ver un espagueti western. Visitamos el museo de la memoria, montado por la asociación de victimas de los desaparecidos durante los 80 y 90 por parte de Sendero Luminoso y del ejército. Unos 70.000 en todo el país, muchos de la zona de Ayacucho donde desaparecieron comunidades enteras. Impresiona.

En Ayacucho acabo el viaje en bici, tras casi 600 Kms recorridos, muchos miles de metros de desnivel subidos, bastantes pinchazos y cientos de picaduras. Inma vendió su bici peruana de contrabando, Antonio y yo mandamos las nuestras a Huaraz, mediante el servicio de encomiendas de los autobuses, porque en Septiembre volveremos a pedalear, y el resto las mandaron a Lima.

Sin bicis y con alforjas cogimos bus a Lima, casi 10 horas, terrible tortura, todos mareados por lo mal que conducen en las curvas. El bus subio a 4500 m, alucinante paisaje de altiplano, desolado y magnífico a la vez, para después bajar al nivel del mar, al desierto de dunas de la costa.

Dicen que Lima en esta época del año está sumida siempre en una neblina que impide ver el sol. Así la hemos encontrado, una ciudad un tanto decadente, con esplendidas casas coloniales, algunas cuidadas y otras destartaladas. La niebla la hace parecer triste. Dicen también que es una ciudad muy peligrosa, a mí no me lo parece, aunque hay mucha poli, y tanques en cada esquina de la Plaza de Armas. Hemos paseado por el centro y por el barrio chino, y hemos ido al barrio de Miraflores, para ver donde transcurren muchas de las novelas de Vargas LLosa.

Acabamos de celebrar "la última cena" del grupo porque mañana nos separamos de Walter y Joseba que se quedan unos días en Lima para irse pronto a Madrid. Dentro de un rato llegan Jose Luis y Maria Jesus desde Madrid con nuestras botas. Mañana llegaran Víctor y Ramón. El nuevo grupo de 8 nos vamos a Huaraz, al Norte, un pueblo al pie de grandes nevados de la Cordillera Blanca. Allí pasaremos un par de dias para que los recién llegados se aclimaten a la altura, y después emprenderemos un treking por la cordillera del Huayhuash, con toda la parafernalia de mulas, cocinero, guía, tiendas, etc. Dicen que es uno de los trekings mas bonitos del mundo, os lo contare a la vuelta.

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