sábado, 30 de agosto de 2008

Desde Huaraz con amor


30-Agosto-2008

Hemos vuelto a Huaraz tras pasar 12 días de treking por la cordillera Huayhuash. Está situada al sur de la cordillera Blanca y es mucho menos visitada y, por tanto, bastante mas salvaje.

Ha sido un recorrido espectacular, hemos dado la vuelta al Huayhuash, rodeando picos nevados de mas de 6000 m de los que bajan glaciares enormes que continuamente se están resquebrajando y provocando pequeños aludes, muchas lagunas azul turquesa, montañas de colores, enormes valles glaciares, vamos, una maravilla, a mí me ha encantado, desde luego de lo más bonito que he visto. También hemos visto pasar varios cóndores, águilas, halcones y más, y hasta hemos visto un par de vicuñas salvajes.

La expedición estaba integrada por nosotros los 8 turistas; Roberto, jefe empresario, guía y cocinero; Carina, asistente de guía llevando un caballo, y pinche de cocina; los hermanos Flavio y Carlitos, arrieros, encargados de trasportar el equipaje en los burros, montar y desmontar el campamento cada dia, pinches de cocina, etc; 14 burros para cargar con el equipaje, 2 caballos por si había accidentes o alguien se cansaba, y 4 pollos. Todos sobrevivimos a la experiencia excepto los pollos, que iban cayendo para las cenas cuando según los hermanos mostraban los primeros síntomas de mal de altura. El equipaje era enorme, además de nuestras mochilas con los sacos de dormir, ropa, etc, llevábamos todo lo necesario para que todos los integrantes sobreviviéramos 12 días en la montaña: cajones de comida para nosotros y para los pollos, inyecciones revitalizantes para los burros, gas, banquetas, una tienda cocina, una tienda comedor y nuestras 4 tiendas de campistas. La maldición de los palos nos sigue persiguiendo, Víctor se dejó los palos de su tienda en Madrid, y Roberto le dejó su tienda.

Hemos estado todo el tiempo por encima de 4.200 m pasando collados a 5.000 m para pasar de un valle a otro y al final nos aventuramos todos excepto Raquel y M. Jesús a hacer una ascensión a la cumbre del Diablo Mudo a 5.377 m que se podía subir sin crampones y piolet. Nos costó mucho caminar y respirar a esas alturas, pero con paciencia y tiempo todos llegamos.

La dinámica del treking consistía en que los arrieros, que dormían en la tienda comedor, se levantaban a las 5 y salían a buscar a los burros que al estar sueltos podían estar en cualquier sitio. A las 6 amanecía, con todo cubierto de escarcha congelada por las temperaturas bajo cero de las noches. A esa hora se levantaban Roberto y Carina que dormían en la tienda cocina, a hacer el desayuno, que a veces eran panqueques. A partir de las 7 nos levantábamos los turistas a mesa puesta. Recogíamos nuestras cosas y comenzábamos a andar con Roberto, Carina y el caballo. Flavio y Carlitos se quedaban recogiendo todo el campamento, montándolo en los burros, y en pocas horas nos pasaban y llegaban al siguiente campamento horas antes que nosotros, de manera que cuando llegábamos ya habían construído un nuevo campamento y estaba otra vez la mesa puesta para la merienda, y a veces nos hacían palomitas. Anochecía a las 6 y todos con las chaquetas de plumas puestas a la tienda comedor porque fuera hacía mucho frío.

Hemos tenido bastante suerte con el tiempo, sol casi todos los días, pero por las tardes en los campamentos nos han caído lluvias, granizos y hasta nieve.

El último día nos prepararon un plato típico, la pachamanca, que consiste en calentar unas piedras en un fuego y después enterrar carne de una oveja que acababan de matar y despiezar entre las piedras calientes, junto con patatas y pollo. Después lo cubren todo con plásticos y tierra y se cocina bajo tierra. Muy curioso. Después no puidimos comer la oveja porque la carne estaba demasiado dura y el pollo crudo. En in, al menos fue divertido verlo.

Y ya en Huaraz nuestros caminos se separan: Inma y Raquel ya han salido hacia Lima para volver a España. Ramón se queda aquí para subir un 6.000 en la cordillera Blanca, Jose Luis y M. Jesús se van en bus hacia Ayacucho y Cuzco. Victor se va para Lima. Antonio y yo mañana volvemos a la bici y para cambiar de aires vamos a cruzar la cordillera y bajar desde el otro lado hacia la selva.

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